
El becario es la base de la pirámide laboral. Y estar en la base supone dos rasgos fundamentales. Uno, tienen por debajo a todas las demás especies laborales y todas son aptas de devorarle. Dos, son los cimientos básicos y necesarios del hábitat empresarial, su trabajo sustenta el de los demás y el funcionamiento general de los distintos emporios.
El becario, sin embargo, convive con una durísima competencia. Potenciales becarios hay muchos, el trato tiende a degradante con facilidad, la competencia es dura, su presencia es despreciada y, sobre todo, sólo tiene un nombre: "becario".
El becario tiene, además, un estado de fragilidad mental grave. Su ilusión y energía se enfrentan de golpe a la fotocopiadora, a horas en blanco y a trabajos despreciados por los demás. ¿Quién no llega a su primer día dispuesto a comerse el mundo? ¿quién se ha comido finalmente el mundo? Demasiado pocos me temo...
Y finalmente el sueldo. Una rebaja sustancial en los emonumentos que se justifica en ser un contrato: para aprender. Menos dinero a cambio de unas enseñanzas básicas y fundamentales. Un contrato a medida de las empresas por supuesto, que en lugar de formar trabajadores se
dedican a tener una nómina de becarios que van rotando para asegurarse trabajadores fáciles, baratos y sin estatus profesional ni capacidad de resistencia.Lo peor de todo es que ¿quién nos dice que no trataremos así a los futuros becarios cuando nos toque a nosotros "aguantarlos"?
Dios nos cuide a los becarios.
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